Por: JOSÉ JULIÁN SIRPATICO
En
el municipio de Llallagua, Potosí. La
explotación minera genera desechos tóxicos y alteran la naturaleza ambiental de
la zona y los pobladores están obligados a beber las aguas contaminadas.
La
explotación de estaño, zinc y otros metales en la mina La Salvadora, del
municipio de Llallagua, Potosí. Los desagües mineras son preocupantes para las
personas y animales que utilizan como bebederos los ríos de esa zona. Aquí cito
la fotografía tomada desde la montaña Hinaymarca, se observa el rio de color
amarillo debido a los
desechos tóxicos
mineralógicos de la mina La Salvadora.
Se
preguntó a los pobladores de la zona si existía alguna política de Control
Ambiental, los mismos afirmaron que el desarrollo económico del lugar es por la
explotación minera como único ingreso para los pobladores del lugar. Entonces
señalamos la excusa de la contaminación ambiental seguirá con tal de sacar los
recursos económicos como resultado el daño de la tierra, las aguas y las
plantas que son los únicos como herencia para los futuros pobladores.
Llallagua, una pequeña
población del Norte de Potosí forjador de la patria en tiempos de la colonia
española, situada en medio de montañas, estos
cerros, que los indígenas bautizaron con el nombre de Llallagua, porque sus
formaciones se parecían a la del tubérculo de la buena suerte como dice don
Víctor Moya. Simón I. Patiño, uno de los magnates de la minería boliviana,
halló el yacimiento de estaño más rico del mundo a fines del siglo XIX. Desde
entonces, Llallagua se convirtió en el nuevo Potosí, y Éste fue quien luchó
contra las rocas como un conquistador sin espada ni coraza, se convirtió en el
Rey del Estaño y en uno de los pocos multimillonarios junto a Ford en el
automovilístico y Rockefeller en la industria metálica.
Aquí termino con este reporte
las minas son para los fuertes mientras los débiles tiene que conformarse con
las migajas que le da el minero.

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